viernes, 16 de enero de 2009

Princesita mis bolas...

Me encontre este texto en blog de un amigo, me gustaria compartirlo con ustedes, abajo anexo el blog de mi amigo :P

 

Mi amigo Lin Yu O regresa después de su Letargo y publica este breve texto... espero lo disfruten

¡Princesita mis bolas!

Después de varios tragos de destilado de caña, dije ­-con divertimento, lo admito- vayamos al hotel, quiero follarte. Una mujer encerrada en cuerpo de “princesita”, no lo digo yo, sino ella, dice ser la niña más deseada del mundo, nació siendo bella y las princesitas son bellas. Sinceramente, había visto mejores culos que no se pedorreaban tanto y mucho menos decían vaguedades, pero uno encuentra de todo; muchos quisieran estar en mis zapatos, dice al ver mi cara expresando un rictus de sorna; pienso: si se comporta siempre así no lo dudo ni un instante. Además soy un hombre sin esperanzas y más cuando olfateo la búsqueda de una relación duradera, algo que no va conmigo.

Mi lado "misógino", sólo lo utilizo inútilmente en mi conciencia, sólo es para hacerme más soportables mis horas de hastío junto con el vino, me orilló a llamarle a su numerito de princesita: puñeta estéril. Después de un rato de "perder el tiempo" con la princesita y con algunos pseudoalumnos con su espacio fingido por el alcohol y el ocio; ella accedió. Al verle me di cuenta de que era una decepcionada insaciable, quería sentirse deseada por lo menos un instante de su ridícula vida, es decir, una mujer con sueños y pretensiones en la vida, me he topado con algunas de ellas y una combinación con un tipo que no espera nada de la vida siempre termina en problemas, pero bueno qué se le va a hacer, normalmente los hombres tenemos la senda del alcohol.

Tomamos el colectivo y al llegar a la calle del hotel de mala muerte, seguí la moda actual, desenfundé mis centavos y compre esa basura plastificada conocida como condón en un intento de farmacia de quinta. El paquete era de tres mierdas que impiden engendrar a las porquerías que los demás palurdos llaman hijos. O también para evitar que el falo se te caiga con cualquier concha infectada denosequemierda y por lo que sé de historia, de mis libros de la SEP, las princesitas tienden a tener muchos compañeros sexuales, desde familiares hasta ñeros, algo no tan alejado de mí, hay que ser precavido.

Quedaba algo de dinero y no dudé en gastarlo en cerveza, aunque debí racionalizarlo ya que llevar a esa mujer tendría que correr por mi cuenta, ella no llevaba dinero y yo estaba jodidamente caliente. Ya en camino, hacia esa casa reservada para las máquinas de follar.  Farfulló algo. ¡Maldición quiere cenar! Pongo mi cara de imbécil fúrico, aunque con razón ya que era de noche en una colonia como la doctores y yo moría por beber cerveza y follar.

Le dije que se tragara un tamal o alguna mierda callejera. Ella se negó y quería un restaurante y que le prestara de mi plata, para que “ella invitara la cena”, ¡la muy perra! Era mejor gastarlo en alcohol. Pero soy algo paciente y toleré sus sandeces. La llevé a unas hamburguesas más o menos decentes. ¡Carajo! que jodida lentitud la de ella. “¡Vete a la mierda y tragátela como si fuera mi polla!”, pensaba yo con esa dosis de humor ácido que me acompaña, mientras ella platicaba nosequependejadas. ¡Acábate esa puta carne para que sigas con la mía! –No pude contenerme en decirlo ja.

Ella se hizo la digna, seguía bociferando y ahora amenazaba con largarse debido a “mis enojos sin razón y mi lenguaje inapropiado”, no se cómo es que se toman tan en serio las palabras y más cuando no son destinadas a la poesía o a un buen albur. La quise poner a prueba y le dije: ¡Lárgate! Ya rentaré a alguna compañera ideal de la noche, en aquellos instantes de supremo desánimo… Me miró extrañada al no comprender lo que decía, le explique que me refería a una puta porque ella no me hablará de mierda de amor, modales y compromiso…

Casi al darme la vuelta para largarme y dejarle, ella no resiste a quedarse sin "pinga" y me dice que olvidemos todo y vayamos a donde la traje. –Ok, me importa un bledo, ¡con tal de irte a follar un rato y no gastar más dinero que no sea un buen trago de alcohol! Nuevamente, espetó algo acerca de la forma en que me expresaba, sólo que ahora le agregó más idioteces, dijo que a una princesita tenía que hablarle bien, tratarla como un príncipe… a lo cual, por supuesto, contesté: ¡Ni a mi mierda la trato así! Así que déjate de comedias baratas que ya quiero ir a beber y ver algo de porno para después hacer un poco de mete-saca en todos tus orificios.

Le pregunté si estaba afeitada, al contestarme que no, me dirijí a una de esas bodegas de “comida” chatarra conocida como misceláneas, por un jabón zote, un rastrillo y un paquete de delincuentes (cigarros). Llegamos al hotel, después de una maldita eternidad. Pagué. Algo me decía que la estaba cagando una vez más. Aunque lo admito, también se debió a la vista de aquella mujer, ya que necesitaría mucho porno y algo de imaginación para poder sentir algo o mejor dicho sentir la sangre fluyendo entre mis venas fálicas.

Para mis adentros reflexioné y me dije: ¡Coño, cada vez consigo peores! Ya que ella subía las escaleras y no inspiraba nada el imaginario del glande. Ya en el cuarto empezó a manosearse, se sacó el pantalón, me dijo que me quería mucho y que esto lo hacía por mí… al acercarme no pude evitar su mano con fluidos vaginales, combinados con el sudor de sus pendejos, irradiaba cierto hedor desagradable, así que al querer hacerme que lamiera sus dedos le dije que primero se rasurara y se bañara… se sintió algo ofendida; pero me importa un pito, uno debe buscar superarse y buscar una cogida sana y sobre todo limpia jaja.

Los gemidos en las demás habitaciones estaban al orden del día. Mientras ella se lavaba el culo, salí a inspeccionar. Una puerta abierta contenía a una de esas putas que ves en Sullivan o en cualquier lugar de quinta, regresé algo caliente, ese tipo de mujeres me calientan. Pero para mi sorpresa, cuando regresé a la habitación 310, al ver lo que llevé esa noche al hotel, solo me hizo expresar un rotundo: ¡Chingadamadre, es cierto, cada día me consigo peores!

No tuve más remedio que recurrir a mi caguama. La acabé de dos tragos y abrí la otra. Al salir del baño, ella quería besarme, me agarró el palo y le pregunté si se bañó y se rasuró bien, pero sólo era para molestarla, por lo menos eso iba a ser mi diversión en la noche. Además necesitaba algo de tiempo para ponerme pedo porque iba a necesitar mucha imaginación, ya que al verle las tetas noté un gran número de pelos con gran parecido a los del pubis. A continuación prendí el porno. Le dije que se rasurara y que no fuera asquerosa. Se encerró en el baño.

¡Mierda¡ ya había pasado media hora, ya estaba medio pedo y el porno había surgido efecto. ¿Que estará haciendo? Fui al baño a cagar y a supervisar a esa suripanta. Creí que la muy idiota ya se había suicidado ya que me quería marear con su mierda de enfermedad que llama depresión. Y en efecto entré y dijo que apenas estaba por empezar a rasurarse ya que se tardó 10 minutos en tomarse todas sus putas drogas llamadas medicamentos.

En eso le vi las tetas, según yo era lo más o menos rescatable de ese caso. Pero no me había hecho caso ya que aún seguían esos pelos asquerosos en sus pezones. No me extrañé, debido a que ese tipo de niñitas que se creen “especiales”, creen que los pelos en las tetas son eróticos. ¡Basura!

Mi desesperación fue tal, quería largarme y gastarme el poco dinero que me quedaba en más cerveza, pero ese numerito merecía una cogida anal, la cual le di en el baño. Ella gemía horriblemente. Se la metí en la posición de perrito, pero ese intento de nalgas no procuraba nada a la imaginación. Creo que era más estético y divertido utilizar mi mano. En fin, ella me pidió que le metiera la polla en su vagina, ya no apestaba tanto y prometía estar un poco más calientita debido a la humedad. Estuvo algo mejor, pero sus gemidos se intensificaron, hacía ruidos realmente asquerosos. Lo cual hizo que me preguntara: ¿las “princesitas” tienen orgasmos? En fin, seguí un rato más el mete-saca.

Por último, ella empezó con sus sandeces al decirme lo mucho que me quería. Le metí la polla en su boca y dije que se dejara de tonterías y empezara con las mamadas. Ella me pidió mi leche. Maldito cliché estúpido –pensé. Al ver que no me servía para siquiera una mamada comencé a jalármela hasta correrme en su boca y su jeta. Ella dijo quererme demasiado, no le creí. Me vestí, terminé mi cerveza, le dije que no era mi tipo. Sólo escuché un par de gritos tras cerrar la puerta. Subí mi bragueta mientras descendía las escaleras. Me largué.

 

 

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